Entiendo lo que dices. Es como cuando teníamos 15 años y se burlaban del que metía la pata en el cole. Los adultos también tenemos esa manera cruel de ensañarnos con los errores ajenos. Además ahora parece que es muy “guay” ¿no?. Ves en algunos programas, por ejemplo, cómo le dicen a una persona que se ha equivocado, lo hacen de una manera poco acertada, que casi ralla el insulto. No entiendo esa costumbre de divertirse a costa de los errores de los demás, nunca me ha gustado. Hay que luchar porque esas voces no lleguen, son voces absurdas, sin sentido para nosotros. Hay que agarrarse a los cimientos de uno mismo, al convencimiento de que un error es algo ajeno que no corresponde con lo que la persona es y ser capaz de valorar el conjunto, ser justo con esa persona y por tanto, comprender la ridiculez de las personas que hacen esas cosas.
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